“Entendimos que la palabra de Dios debía ser nuestra hoja de ruta y dejamos de ser dos para convertirnos en una verdadera pareja, complementados en el otro y uniendo nuestras fuerzas y propósitos.”
No somos el matrimonio perfecto, y como todo ser humano tenemos nuestros defectos y virtudes, pero lo que nos hace fuertes es que el camino no lo hacemos solos Karen y Eliezer, sino que Dios nos acompaña de la mano.