En medio de un torbellino de pensamientos negativos, Dios nos dice que Él nos ve como sus hijos deseaos y capaces; Él nos ayuda en medio de los obstáculos que encontramos en nuestro camino y nos ofrece un futuro lleno de esperanza.
El suicidio, ponerle fin a tu propia vida, es una reacción trágica y desproporcionada a problemas y situaciones de la vida estresantes que, aparentemente, te superan y desbordan. Según la OMS cada año se suicidan en el mundo más de 700.000 personas, lo que implica un uno por ciento de todas las muertes registradas.
Me sorprendía enormemente que una persona cristiana pudiera escribir tan libremente acerca de su angustia. Marilina Rébora, que había escrito poemas preciosos acerca de Cristo, en algún punto de su vida escribió estos versos. Y yo me preguntaba, ¿Acaso puede un hombre de Dios convivir con el miedo?, ¿Puede un hombre de Dios estar ansioso?