5 de marzo – Día de la conciencia
El ser humano está sumido en el conflicto desde el principio de su existencia: comenzando con la constante batalla de autodestrucción, tan propia de nuestra especie, y siguiendo con la …
El ser humano está sumido en el conflicto desde el principio de su existencia: comenzando con la constante batalla de autodestrucción, tan propia de nuestra especie, y siguiendo con la …
En esta sociedad individualista hemos perdido el vínculo entre mi sufrimiento y su sufrimiento, pero la apertura del corazón para con-sentir con otros, riendo o llorando, es el legado que va a quedar después que todo lo demás pase. Y esto es lo que ser iglesia nos permite vivir.
En el libro de Hebreos se dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Pero ¿en qué certeza esperaba Jesús? y, en ese mismo sentido, ¿cuál es la esperanza de los cristianos?
Somos amados. Esta es la esencia del Evangelio, y saberlo da sentido a nuestra vida. Somos amados por el Dios del Universo, un Dios que nos dedica un amor santo, que nace desde la absoluta transparencia, que es puro, honesto y completamente generoso.
Nuestra tendencia natural es la de “sacar adelante los ministerios” lo mejor que podemos sin formularnos demasiadas preguntas “¿por qué? A veces no nos queda tiempo para preguntarnos ¿por qué hacemos lo que hacemos? ¿Qué sentido tiene toda esta actividad? ¿Cuál es realmente el propósito de la vida cristiana?
Existe un riesgo cuando parece que todo sale de nuestra voluntad. Como si servir a Dios fuera simplemente una decisión que uno toma por sus propias fuerzas, y entonces los débiles caen y los fuertes sobreviven.
¿Dios promete una pareja idónea para cada persona? No hay ninguna promesa de ese tipo en la Biblia. Dios nos hace tal y como somos y es Él quien nos completa.
Los brazos del Padre están incondicionalmente abiertos para recibirnos, pero también para transformarnos. Centrémonos en nuestra santificación y no aceptemos con indulgencia el pecado en nuestras vidas.
“No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” (Lucas 2:10-11).
Es siempre difícil tener una perspectiva equilibrada de los hechos sucedidos a lo largo de la historia de la humanidad. Nuestro contexto presente, tecnológico y posmoderno, impide percibir con claridad la importancia de algunos momentos que, aunque en su momento pudieron pasar desapercibidos, han sido esenciales para entender el carácter de nuestra sociedad y de nuestro pensamiento.