El placer
La felicidad es pues un derecho inalienable, que es lo mismo que decir que nadie puede quitártelo. Durante mucho tiempo se ha relacionado al Cristianismo con todo lo contrario. Una religión que desprecia la felicidad en la Tierra y la alegría. Es cierto que en estos dos mil años de historia, muchos cristianos han descrito la vida como “ un valle de lágrimas” y un mero tránsito a la eternidad, pero es ese realmente el mensaje de Jesús.