¿Estás ansioso?

Tengo miedo, Señor, pero no de la noche,

tampoco de la sombra, menos de la tiniebla;

Es miedo de la aurora refulgente derroche

como miedo del mundo, cuando el mundo se puebla.

Tengo miedo, señor, no por valerme sola

ni por triste aislamiento o apartado retiro,

tengo miedo a la gente, a la imponente ola,

el vaivén de los seres en asfixiante giro.

Tengo miedo, señor, de enfrentarme a la vida

con tantas exigencias, compromisos, deberes;

de no cumplir contigo, no ser agradecida,

dejándome llevar de errados procederes.

Y temiendo en el día naturales contiendas,

te ruego: oye mi voz para que me defiendas.

Miedo a la vida, Marilina Rébora

Algo en los versos de la poetisa argentina Marilina Rébora, me cautivaron la primera vez que los leí. No sabía si era porque las emociones llegaban a hacerse casi palpables o si fue la certeza de sentirme reflejada en aquellas palabras, como el que mira a través de un espejo. Casi podía sentir aquel miedo como propio, al igual que podía sentir su desazón. Sin embargo, me sorprendía enormemente que una persona cristiana pudiera escribir tan libremente acerca de su angustia. Marilina Rébora, que había escrito poemas preciosos acerca de Cristo, en algún punto de su vida escribió estos versos. Y yo me preguntaba, ¿Acaso puede un hombre de Dios convivir con el miedo?, ¿Puede un hombre de Dios estar ansioso?

Hace más de 5 años cuando comencé a experimentar los primeros ataques de ansiedad, recuerdo que alguien me brindó en ese momento un rápido diagnóstico sumado a un consejo que nunca olvidaré: “Lo que te sucede Vero, es que no confías en Dios. Debes acercarte a Él y a su Palabra”. A día de hoy sigue pareciéndome el mejor consejo que jamás pueda recibir ningún ser humano: “Acércate a Dios y a su Palabra”. Pero los ataques de ansiedad continuaron. Cada vez me sentía menos predispuesta a expresarmis inquietudes, incertidumbres, o miedos en público por miedo a la censura en los ojos de mi interlocutor. O por simple cansancio de recibir la misma respuesta de siempre, “No tengas miedo” me decían. ¡Cómo si no hubiese leído las más de 300 veces que aparece “No temas” o “No tengas miedo” en la Biblia! Pero, ¿Qué es el miedo?

El miedo es una emoción básica que pone en marcha una reacción a tres niveles: Física, emocional yespiritual. Desde el punto de vista fisiológico, Dios nos dotó de un complejo sistema denominado el SistemaNervioso Autónomo, y dentro de este, el Sistema Nervioso Simpático, es el encargado de poner enmarcha una respuesta bioquímica que lleva a tu cuerpo a un estado de huida o lucha. Capaz de preparar al cuerpo para la acción en muy poco tiempo ante una situación de amenaza; igual que un bombero se prepara para salir de la estación subido a su camión tan pronto como el sonido de la alarma comienza a hacerse eco. Liberación de adrenalina e hidrocortisona, aumento de la frecuencia y del gasto cardiaco, incremento de la presión arterial, redistribución del flujo sanguíneo hacia los músculos esqueléticos, dilatación de las vías respiratorias, aumento de glucosa en sangre… Todo tu cuerpo se prepara para una de las siguientes opciones: Huir, luchar o en el peor de los casos, paralizarse. El miedo, es una emoción que prepara a tu cuerpo para unareacción. Siempre ha sido nuestra mejor arma de defensa, impulsándonos a mantener a salvo nuestras vidas. El estado patológico sería la no respuesta ante una amenaza.

Dentro del nivel emocional o psicológico, cada uno hemos sido creados con un temperamento, que vasiendo moldeado a lo largo de la vida por el ambiente, circunstancias, relaciones, experiencias… formandoun carácter distintivo y una personalidad única que te hace diferente a cualquier otro ser humano. Pero,¿puede un temperamento ser más proclive a caer bajo la angustia?, ¿qué puedes hacer cuando tienes un carácter ansioso? Si aceptamos que Dios es nuestro creador, y por tanto el creador de nuestro temperamento y de las emociones, así como de las respuestas bioquímicas que puedan suceder en nuestroorganismo, no podemos entender ninguna emoción como negativa. Dios, en su infinita sabiduría, nos hadotado de emociones para nuestro bien. Todas las emociones han sido creadas para en última instancia,acercarnos a Dios. Porque el ser humano anhela a Dios, y todo le conduce a Él.

¿Cuándo puede una emoción convertirse en pecado? Las emociones son como monedas con doble cara,que no solo pueden acercarte, sino también alejarte de Dios. Si entendemos el pecado como aquello que te aleja de Dios, cualquier emoción puede llevarte a pecar en la medida en que te aleje de Dios. Y por esto, no podemos hablar de emociones que agraden más o menos a Dios. Porque el bien es acercarse a Dios, nohay emociones buenas o malas. Igual que la alegría no es señal de cercanía, la tristeza no es señal dealejamiento de Dios. A veces, la alegría puede ser incluso más peligrosa que el miedo. Una persona terriblemente alegre puede cometer el error de pensar que no necesita acercarse a la fuente de vida. Hemos llegado al tercero de los niveles: el espiritual. El miedo puede, como cualquier otra emoción, obrar una reacción espiritual en el ser humano de acercamiento o alejamiento del Padre.

Un ejemplo claro de todo lo comentado lo encontramos en la figura del Rey David. A través de los Salmos leemos en multitud de ocasiones cómo el Rey David expresa su inquietud, su incertidumbre, o su inseguridad. En el salmo 55 vemos reflejado su miedo de una manera tan visceral, que casi podemos reaccionar nosotros ante él. “Se me estremece el corazón dentro del pecho, y me invade un pánico mortal.Temblando estoy de miedo, sobrecogido estoy de terror”. (Salmos 55: 4-5). Podría recitar muchos de los Salmos repitiendo la misma idea: “Tenme compasión, Señor, porque desfallezco; sáname, Señor, que un frío de muerte recorre mis huesos. Angustiada está mi alma; ¿hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?” (Salmos 6: 2-3), “Me alegro y me regocijo en tu amor, porque tú hasvisto mi aflicción y conoces las angustias de mi alma.” (Salmos 31:7).

El Rey David convivió en múltiples ocasiones con el miedo y la ansiedad. Tal vez alguien en algún momento le preguntara: ¿Por qué te escondes? ¿Por qué tantos meses de angustia y en constante huida? ¿Acaso no confías en Dios? ¿Por cuánto tiempo te mantendrás escondido en esa cueva? Sin embargo me fascina la respuesta de David en mitad del miedo: “En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchódesde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!” (Salmo 18: 6). El día en que la angustia crecía en el interior de David como lo hacen las raíces de un fresno en busca de agua y el miedo se agarraba a su corazón, él invocaba a Jehová. “En el día que temo, Yo en ti confío.” (Salmos 56: 3) El miedo y la angustia del Rey David no ofendían a Dios, porque le acercaban a Él. La Biblia no nos dice que David no tuviera miedoporque creía en Dios, sino que nos dice que David SÍ tenía miedo, pero en los momentos de terror y deangustia lo combatía confiando en Dios. No fueron horas de incertidumbre, ni días, ni meses. David pasó años viviendo en angustia y ansiedad. En una constante huida, pero cerca de Dios.

Entonces, ¿Cuándo no agrada a Dios el miedo? Este año estudiaba con los jóvenes de Cristo Vive acerca del pueblo de Israel en su travesía por el desierto. Y encontraba una idea reflejada constantemente: Elpueblo de Israel ante el miedo, en contraposición con el Rey David, se alejaba de Dios. Apenas habíancomenzado los problemas o la incertidumbre cuando ya estaba buscando un camino de vuelta a Egipto. La inquietud no había terminado de arraigar en sus corazones pero buscaban un cabecilla que liderara al pueblo en su regreso; justo en dirección contraria al camino que habría paso la nube de Dios. A Dios no le agrada cuando tomamos decisiones que nos alejan de Él. No se ofende porque la tormenta sea dura, porque experimentes la angustia, porque sufras al perder el trabajo, o porque temas perder a tus seres queridos, lo que no le agrada a Dios es que todos estos miedos te alejen de Él. Le entristece que te olvides,tan pronto como llegan los problemas, de quién es Jehová tu Dios.

Siempre me sorprendió la cantidad de veces que a lo largo de la historia del pueblo de Israel, Dios tiene que recordarle a su pueblo quién es: “Así sabrán que yo soy el SEÑOR, su Dios” (Éxodo 16:12b), “Yo soyJehová tu Dios” (Éxodo 20:2a), “Para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios” (Deuteronomio 29:6b), “Porque yo soy Dios, y no hay más” (Isaías 45:22), “Sabréis que yo soy Jehová” (Ezequiel 35:9b), “Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro” (Joel 2:27)… David jamás se olvidó de quién era Dios y nunca el miedo, la angustia, la inquietud, la incertidumbre, la inseguridad o la ansiedad le alejaron de Él.

«Yo lo libraré, porque él se acoge a mí;

lo protegeré, porque reconoce mi nombre.

Él me invocará, y yo le responderé;

estaré con él en momentos de angustia;

lo libraré y lo llenaréde honores.

Lo colmaré con muchos años de vida

le haré gozar de mi salvación».

(Salmo 91:14-16)

Por Verónica Martínez