Tener hijos

Tener hijos es algo que podremos anhelar por muchos motivos, pero sí hay algo claro para todo aquellos que tienen hijos ya sea de forma natural, por adopción y hasta espiritual, considerar a alguien tu hijo cambia el foco de todo a esa persona que identificas como parte de ti mismo. 

El amor a los hijos no tiene comparación, es un amor que es casi obligado, tanto que nos consterna cuando alguien no lo vive así o aún peor cuando le hace daño a su propio hijo. Como creyentes, el nacimiento de nuestro hijo Evan nos mostró un amor distinto a lo que habíamos vivido y que nos ha hecho profundizar en el amor de Dios por nosotros.

Es inexplicable el amor a una personita que simplemente es parte de tu ser, te duele su dolor y cada sonrisa te llena el corazón. Simplemente quieres proveerle de lo que necesite, de enseñarle todo lo que sabes y el profundo deseo de que viva plenamente, que sea feliz. 

Ahora bien, puedes amar a tu hijo con todas tus fuerzas y con todo tu ser, pero no puedes asegurar que serás correspondido. Así es el amor de Dios, Él nos amó primero. Es un amor verdadero que no espera nada a cambio y que es capaz de sacrificar lo que haga falta. 

Aunque sabemos que nuestro amor es imperfecto y que como padres cometeremos errores, hoy queremos decirte que el amor de Dios es el amor se un padre perfecto y que como dice Jesús en Juan 3:16, él nos ama tanto que hizo un gran sacrificio en la cruz para que todos podamos disfrutar de ser sus hijos eternamente. 

Sí no has experimentado el amor de Dios de esta manera quiero que sepas que como dice en Juan 1:12, tú puedes convertirte en su hijo si tan solo le recibes y crees en Él, hoy no te pierdas de la oportunidad de disfrutar de una relación perfecta de Padre – hijo con el Dios que te ha dado vida.

Por Elisa Garrido y Esteban Buch

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