Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: Pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi padre, os las he dado a conocer. Juan 15: 15
Este es el valor de la amistad: amar tanto a alguien que deseas compartir aquello que tu consideras como lo más importante de tu vida. Buscar que se enamoren de lo que tú ves como algo imprescindible, que en nuestro caso es Jesús. El compartir tiempo en discipulados, los grupos de hogar, los refugios, la media hora hora al terminar el culto… Son momentos de comunión que Dios nos brinda para ayudarnos los unos a los otros y nos habla a través de nuestras relaciones. Dios nos promete en su palabra que donde hay dos o tres reunidos en su nombre, Él está.
Pero, ¿es siempre tan fácil? Vivimos en la sociedad de la información, de la imagen, de la rapidez. Un contexto que valora, en muchas ocasiones, cuestiones que se alejan del amor al prójimo y, en el que nosotros también nos vemos envueltos. Tenemos tantas cosas en la cabeza que a veces nuestras responsabilidades, preocupaciones y necesidades se entremezclan.
Jesús vivió en un contexto social diferente al nuestro, pero los adultos de aquella época no eran tan diferentes a nosotros. En ocasiones, sus prioridades también tambaleaban. Te animo a pensar en las siguientes palabras de Jesús dentro de este contexto:
Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de dios. de cierto os digo, que el que no recibe el reino de idos como un niño, no entrará en él. Lucas 18: 16 y 17
Para un niño, su mundo está basado en las relaciones; con su familia y también con sus amigos. Cuando piensa en ir al colegio, por ejemplo, no se fija tanto en sus tareas, sus clases, exámenes… Al contrario, piensa en pasar tiempo con sus amigos.
Jesús nos dice que recibamos el reino como un niño. Así que, te animo a que esta semana pienses en tus relaciones así. Acércate a Jesús para que te enseñe, te ame y, desde la inocencia más desinteresada, compartas su amistad con los demás.
Que Dios te bendiga.
Por Juan Serrano
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